jueves, 30 de septiembre de 2010

Un paseo en una tarde de lluvia

La actividad que organizaba ayer la escuela era un partido de fútbol en Mauerpark, pero como el médico me dijo que no puedo volver a jugar al fútbol, baloncesto, ni ningún otro deporte de equipo, tenía que buscar alguna otra cosa que hacer. ¡Y eso es tan difícil de conseguir en Berlín!

Tenía (y tengo) varias cosas pendientes por visitar, pero finalmente me decidí por ir a ver la Puerta de Brandenburgo en condiciones.
Andando. Desde donde yo vivo son casi 40 minutos. La explicación es sencilla: me sobra tiempo y así puedo conocer las calles de la ciudad. Para recorrer estas distancias, aquí la gente normalmente coge la bici o cualquier otro medio de transporte, pero la rueda trasera de la mía sigue baja, y cuando voy en bici me preocupo más de no matarme que de mirar lo bonitas que son las calles.


Fui por Torstraße, Friedrichstraße y Unter den Linden. Cuando llegaba a la Puerta de Brandenburgo empezó a llover. Allí unos chicos me pidieron por señas que les hiciera una foto. Yo estaba utilizando mi alemán rudimentario cuando ellos hablaron en español…Insisto: imposible salir a la calle en Berlín sin encontrarte a alguien hablando en español.



Hice las fotitos de marras a la puerta, y decidí ir a Potsdamer Platz, donde está el Sony Center. Por el camino, y mientras llovía, pasé por el Holocaust Mahnmal, un monumento para recordar a las víctimas del Holocausto. Consiste en una explanada enorme con desniveles y unos bloques de hormigón de diferentes alturas, verdaderamente impresionante. Tienes la sensación de estar dentro de un laberinto a pesar de ver en todo momento la salida.



Cuando llegué a Potsdamer Platz, vi un trozo del Muro de Berlín, otra de las cosas pendientes de visitar. Allí, aparte de las oficinas de diferentes empresas (entre ellas la sede europea de Sony, que para algo es el Sony Center) y varios restaurantes, se puede encontrar un IMAX (algo iré a ver en 3D) y el Museo de Cine y Televisión, al que habría entrado si hubiese ido con un poco más de tiempo, y al que sin duda alguna volveré.



De ahí me volví a la Puerta de Brandenburgo, donde una cantidad ingente de policías rodeaba la plaza, y los curiosos como yo se agolpaban fuera de la barrera. Le pregunté al hombre que iba vestido de soldado americano para fotografiarse con los turistas qué era lo que pasaba (me encanta decir Was ist los?), y resultó que un príncipe o rey árabe ( sea como sea, muy rico gracias al petróleo) estaba de visita. Hice las fotos de rigor, y cuando se despejo un poco el paso, me fui hacia el Reichstag, el Parlamento Alemán.



Mi intención era ir al Reichstag un día bien prontito por la mañana, para evitar todo lo posible las colas y subir a la famosa cúpula desde la que se puede ver la ciudad. Como estaba lloviendo, y el día estaba bastante oscuro, sólo vi el exterior, en el que por cierto, estaban montando un escenario, probablemente para la celebración del Día de la Unidad Alemana (Tag der Deutschen Einheit) el día 3 de octubre. También tienen otro tinglado montado en la Puerta de Brandenburgo.


Después de este paseito de 4 ó 5 Km, que por lo visto no me había parecido suficiente, decidí volverme a casa, de nuevo andando. Cuando llegué a Torstraße, empecé a ver coches de policía, y más adelante más furgones policiales y antidisturbios. Resultó que había una manifestación sobre el trabajo, creo. Una vez que hubo pasado la gente, más los policías que los rodeaban, pasó otro convoy de coches y furgones policiales. En serio, ¿cuántos policías hay en esta ciudad? ¿Uno por habitante?



En fin, disfruté de la actividad improvisada de ayer por la tarde, aunque
sorprendentemente no acabé muy cansada del “pequeño” paseo bajo el txirimiri berlinés.

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